Muchos de vosotros, antes de adquirir vuestro cachorro, nos preguntáis si habrá algún tipo de problema de adaptación, porque ya tenéis otro perro en casa. No tiene por qué. En estos casos debemos tener en cuenta un protocolo de presentación al más antiguo. En esta entrada os dejamos unos consejos para que sea lo más fácil posible y comiencen con buen pie su convivencia.
1. Presentarlos en un espacio neutral: lo mejor es dejar que los perros se familiaricen en un territorio neutral para ellos, como por ejemplo al aire libre. Cada perro debe ir con correa, y debemos ir preparados con golosinas de alta palatabilidad o trocitos de comida. Al principio, pasearemos a los perros a una distancia donde puedan verse. Si los perros no están mostrando ningún comportamiento negativo, les recompensaremos con una golosina. Lo repetiremos con frecuencia si se muestran tranquilos o, por ejemplo, cuando se estén mirando sin ningún signo de agresividad.
2. Prestemos atención al lenguaje corporal de cada perro: observemos cuidadosamente las posturas corporales que indican una respuesta defensiva o de desconfianza, incluyendo el pelo encrespado en su espalda, gruñidos, dientes al descubierto o mirada fija. Si vemos este tipo de reacciones en los perros, de inmediato y con calma interrumpiremos la interacción e intentaremos reconducir su atención hacia otra cosa.
Si los perros parecen relajados y cómodos, se puede acortar la distancia entre ellos. Una vez más, ofreceremos golosinas mientras permanezcan en esta actitud.
3. Dejemos que los perros determinen el ritmo de la presentación: es posible que los perros necesiten un tiempo para interaccionar, o que tarden simplemente en caminar uno al lado de otro. Lo más importante es realizar esta presentación lentamente. Cuanta más paciencia tengamos, mayores serán nuestras oportunidades de éxito. No obliguemos a los perros a estar juntos si no lo desean.
Una vez que son capaces de una proximidad cercana, permitiremos que caminen uno tras otro, o a la par, dejando por último que se relacionen bajo estrecha supervisión.
4. Vigilancia en el hogar: cuando los perros estén ya en casa, es conveniente supervisarlos y, si han de quedarse solos, utilizar un separador para que puedan verse. Reforzaremos el comportamiento positivo, con golosinas y halagos.
No dejemos a su alrededor juguetes o comida por la que potencialmente podrían luchar, hasta que estemos 100% seguros de que la relación entre ambos marcha bien.